Y miro el reloj y son las diez. Parece que hayan
pasado años desde que te fuiste. Y sólo hace dos días.
Los momentos desaparecen con un soplo de viento.
Fuera no deja de llover. Frío, eso es lo que siento yo ahora sin ti.
Y ayer te vi en línea y no supe si decirte hola o
no, solo buscaba hablarte, como hacíamos antes.
Los minutos se me clavan como agujas, esas que me
cosen las heridas del corazón. Supongo que tengo que hacerme a la idea de
decirte adiós. Y créeme si te digo que aún conservo algún trozo de esperanza,
pidiendo a la vida que me sorprenda.
Pero aquí estoy sin entender nada, charlando con
la soledad, queriendo todo contigo. Y ojalá tuviera el valor de engañarte y decirte; que en
esta batalla contra tu recuerdo, va ganando mi olvido.