Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.

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Cuando no eres suficiente.


Creo que ya es suficiente.
Mírame, siento rabia y celos.
Estoy gastando la última ilusión que me queda, creo que la he perdido, pero es que no quiero conseguir más.
Me siento cansada y confusa.
Supongo que es lo que tiene esperar a que llegue ese todo.
Y no llega nada.
A veces parece que sí y otras me acuerdo que me dijiste no.
No sabes lo mareada que me siento.
Y me encuentro mirando ilusa hacia todas partes, comprobando si me miran unos ojos que nunca veo.

Sí, creo que ya fue suficiente, aunque para ti yo no lo sea. 

Por fin puedo avanzar


Al fin dejé de esperarte.
Rompí las cadenas que ataban mi corazón
a ti.
Y ahora camino firmemente sin mirar atrás,
dejando olvidado el dolor de cuello que me provocaba mirar si te encontrabas
detrás
de mí.
Sé bien por donde ando,
me he quitado la venda que solo me hacía chocar contigo.
Me he quitado los zapatos que solo sabían llevarme al sitio donde estabas
tú.
Miento si te digo que esto es fácil, he descubierto que en asuntos del amor nada lo es.
Suerte que te fuiste.
Suerte que ya lo tengo todo claro.
Suerte que me has roto el corazón, ahora que lo tengo debilitado, es más fácil que gane la cabeza. 

Mariposas vomitadas


Hoy hacía tiempo que no lloraba en el colchón
de rabia,
impotencia,
desesperación,
                  vacío...
Y en un arrebato de fuerza
                                    y dolor,
me he dicho a mí misma,
otra vez,
que no espere nada
                          de nada.
Que la sociedad tiene doble cara.
Que por delante te alaba,
y por detrás te da la apuñalada.
Y mientras seguía en mi colchón
llorando de frustración
                              miedo y
                                     coraje.
Me dije a mí misma,
                          otra vez,
que haga lo que haga,
                 en todo momento y
por toda la vida,
la única que va a estar conmigo,
                           voy a ser yo misma.