Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.

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Cuando no eres suficiente.


Creo que ya es suficiente.
Mírame, siento rabia y celos.
Estoy gastando la última ilusión que me queda, creo que la he perdido, pero es que no quiero conseguir más.
Me siento cansada y confusa.
Supongo que es lo que tiene esperar a que llegue ese todo.
Y no llega nada.
A veces parece que sí y otras me acuerdo que me dijiste no.
No sabes lo mareada que me siento.
Y me encuentro mirando ilusa hacia todas partes, comprobando si me miran unos ojos que nunca veo.

Sí, creo que ya fue suficiente, aunque para ti yo no lo sea.