Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.

Seguidores

Para eso está hecha la vida.


Que contradictoria es mi vida cuando se trata de ti. Mis ganas de besarte una vez y ya no más, el no querer verte para no quedarme embobada mirándote. Es un sí pero no. Un gris sin llegar a negro. Es un quiero y no quiero. Sin peros. Todo lo que está relacionado contigo no deja de girar en círculos sin llegar a ningún sitio. Y aquí estoy yo detenida en algún punto sin atreverme a avanzar y esperando a que vayas siguiendo otros pasos para que me dejes continuar. Es tan sencillo y lo haces tan difícil… Eres tan complicado cuando todo es tan fácil… Déjame adelantar la hora para ver cómo te vas, aunque luego quiera ir contigo. Déjame acariciarte aunque luego roce otra piel. Y no quiero decirte cosas de las que luego me voy a arrepentir, aunque las diga de verdad. Aunque las sienta.
Supongo que llegado este punto ya tengo una conclusión de para qué me ha hecho la vida. Para estar lejos de ti, a tu lado. Para quererte, olvidar.