El amor es una cosa divertida.
Esperas que sea fácil,
esperas que sea un mundo de rosas y risas y momentos perfectos como los que
solo salen en las películas. Esperas que él
siempre diga lo correcto y que siempre sepa exactamente como te sientes. Esperas
que él te calme cuando estés
enfadada, o que te persiga cuando salgas corriendo. Esperas tanto que te
sientes derrotada cuando algo no sale exactamente como habías planeado. Pero ahí esta la gracia. El amor no es un plan, no tiene un
comienzo exacto, tampoco tiene un final o una línea de meta visible para los
que confían plenamente en él. El amor solo sucede... y es tan
complicado... La gente de tu alrededor no puede comprender las cosas que haces,
o por qué luchas tan duro por
algo que parece que te cause "dolor", porque simplemente ellos no lo
pueden ver. No pueden ver el anillo invisible de locura que te encierra cuando
estás enamorado. A veces es incomodo, doloroso y devastador, pero no podemos vivir sin él. Lo que nunca se aprende es lo
duro que es el amor, cuanto tenemos que poner de nuestra parte en él, como merece la pena volvernos idiotas
por él. Amor no es que te
traiga rosas todos los días, o que cosas bonitas hagan que vuestra relación
pueda parecer más presentable. Inconscientemente
pones tu vida, tu corazón, en sus manos... Porque todas esas peleas, todas las
lágrimas, la incertidumbre... merecen la pena. Y es un infierno mucho mejor que estar feliz al
100% sin alguien que te haga ver que hay un mundo de diferencia entre sentirse
"feliz" y sentirse "parte de algo".
Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.