“Qué haría yo sin tu inteligente
boca que me atrae a ti y tú me echas. Tienes a mi cabeza dando vueltas, no es
broma, no puedo mantenerla quieta. ¿Qué es lo que pasa en esa maravillosa
mente? Estoy en tu mágico y misterioso viaje. Y estoy tan mareado… No sé que me
golpeó pero estaré bien. Mi cabeza está sumergida en el agua pero respiro
perfectamente. Tú estás loca y yo estoy fuera de mi mente. Porque todo de mi
ama todo de ti, ama tus curvas y tus bordes, todas tus perfectas
imperfecciones. Dame todo de ti, y yo te daré todo de mí. Tú eres mi final y mi
principio incluso cuando pierdo estoy ganando. Porque yo te doy todo de mí. Y tú
me das todo de ti. Cuantas veces tengo que decirte que incluso cuando lloras
eres todavía hermosa. El mundo te está derrotando, pero yo estoy a tu lado en
cada cambio de humor. Tú eres mi perdición, tú eres mi musa, mi peor
distracción, mi ritmo y mi blues. No puedo dejar de cantar… Porque todo de mi
ama todo de ti.”
Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.