A
veces, hace falta una decepción para entender que la vida no está hecha de
alegrías, sino de intentos, que no puedes aprender sin cometer un error
primero.
Que
si te caes 7 veces, te levantas 8. Que la vida no es de color rosa pero si tiene un color
especial, que todo sería perfecto si los planes que nos inventamos antes de
irnos a dormir se hicieran realidad, pero la vida está hecha de miles de
intentos, de algunos fracasos y un millón de victorias. Que si quieres algo,
tienes que ir a por ello sin pensar “es demasiado tarde”, nunca es demasiado
tarde. Que no hay prisa, que las cosas difíciles cuesta conseguirlas y las
imposibles sólo cuestan un poco más. “Tus pensamientos son los arquitectos de
tu destino”. Cuando necesites llorar, llora. Cuando necesites gritar, grita
hasta que se te gaste la voz, y cuando nadie te entienda, ponte la música lo
más alto posible, porque la música es lo que más se acerca a expresar lo
inexpresable. Tú decides quien eres, no la sociedad. Escucha las canciones que
te gusten y no las que están de moda, viste como te dé la gana y que no te
importe lo que piense la gente de ti, que te resbalen las opiniones de los
demás. Si alguien se ríe de ti demuestra que hay clases de gente y gente con
clase, que las personas que se ríen de los defectos físicos de otra, dejan al
descubierto sus defectos mentales. Disfruta de todos los momentos, tanto los
buenos como los malos, porque la vida es un regalo y no hay que desperdiciarla.
Como Charlie Chaplin dijo “Un día sin sonreír es un día perdido”.