Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.

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Cuando todo era risas...


¿Qué pasó? Pasó que los chupetes se convirtieron en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en autos, los besos en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy rápido? Cuando ”protección” significaba utilizar casco al ir en bicicleta? Cuando lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? Cuando solo amábamos a nuestros padres? Los hombros de papa eran el lugar más alto del mundo y mama era una heroína, tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de velocidad eran causados por quien corría mas rápido, ”guerra” era solo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos, el dolor más fuerte que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y ”adiós” significaba solo ”hasta mañana”. Todo esto era lo mejor del mundo, pero no pudimos evitar crecer. –anónimo.