Gotas de lluvia que inundan la ciudad. Oxígeno que me llega a través del humo del cigarro. Manos calientes, aroma a café, labios secos. Aquella melodía que no para de sonar y siento muy lejos. Mi mirada en tus ojos dormidos. Viento que golpea el cristal, y mi perro no deja de ladrar. Velas encendidas y ese olor a vainilla. Tacto suave, páginas viejas que se rompen como susurros, esos que hielan la piel. Silencios agradables, repetitivos, confusos, afligidos. Mar de estrellas, a veces fugaces, como los amores eternos. Versos inacabados en dedos inexpresivos. Las mejillas rosadas mi color favorito, como el verde, a mi lado. Y supongo que todo esto es lo que me hace ser.

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Hacia la oscuridad



Hoy la ciudad se cae a trozos, y yo lo sigo viendo todo negro. No estas, tú no estas aquí y yo sigo esperando. Esa es mi enfermedad, esta esperanza que me mata cada minuto que pasa. Pero, en el último momento, llegas tu siempre para darme esperanza, como un héroe, antes de que todo explote.
Y de repente... se acaba el miedo a perderte, sé que eres tu.
Solo tengo que resistir un poco mas...