Vamos a imaginar que todo lo malo
que pensamos de nosotros se esfumase con un soplo de aire. Que todos los
estados negativos se tiraran a la basura. Que el miedo a equivocarse existiese
solo en las películas. Vamos a imaginar que enviamos a la papelera de reciclaje
las inseguridades y los miedos. Los miedos que nos dejan paralizados y nos echa
a perder lo que queremos. Vamos a pensar que al mirarnos al espejo, nos gustan nuestras
imperfecciones. Que no existe la baja autoestima ni el rechazo acerca de uno
mismo. Con esto me gustaría decir que no hay porque tener miedo al
futuro. Que nos traguemos el nudo de la garganta para pronunciar las palabras
que queremos decir. Que podemos elegir un camino incorrecto y equivocarnos, y
cambiar, y que nunca sea demasiado tarde. Vamos a imaginar por un momento que
esto es real. Y que podemos lograrlo.