Hay momentos en los que me derrumbo, en los que me gustaría permanecer en la sombra. Momentos en los que grito fuerte, muy fuerte y no pasa nada, solo mis lágrimas caen más y más rápidas y mi dolor aumenta cada vez más, como cuando te van clavando poco a poco alfileres, los primeros apenas lo notas, luego aguantas el dolor, mas tarde ya no puedes más.
Es una sensación que intentas esquivarla pero vuelve a tu cabeza. Es inevitable negar cuando las cosas van mal, yo lo afirmo y lo asumo, quisiera desaparecer en veinticuatro horas y volver ¡plaf! como antes, sin que nada hubiese pasado, pero no puede ser. Así que
HOY, ESTO ES LO QUE ME PASA.